El fin de semana tuve el placer de asistir, junto a mi señora y mi hija, al cumpleaños de un niño que cumplía 2 años. La fiestas estuvo súper buena: bastantes niños, algo de comer y alcohol para los adultos, muchos globos, muchos juguetes, música ad hoc, etc.
Como era de suponer, casi puntualmente llegaron muchas familias con su hijo a disfrutar de la fiesta. Habían al rededor de unos 10 niños dónde el mayor bordeaba los 7 años y la menor era mi hija de tan sólo 5 meses. De esta situación "casi" normal me llamó la atención el hecho de que todas las familias tenían un sólo hijo o si existián hermanos estos eran de relaciones sentimentales anteriores.
No he visto estadísticas sobre el crecimiento democráfico de Chile ni de la ciudad de Santiago, pero es un hecho de que cada día más las parejas chilenas tienen menos hijos y a más avanzada edad. Básicamente el fundamento pasa por el encontrar una estabilidad laboral y emocional que les permita criar de mejor manera a sus hijos pero a poco andar aparecen vicios que espero no estén cerca de mi familia cuando llegue el tiempo.
Los padres de estos niños los tienen como "pequeños budas", es decir, ante cualquier deseo del niño ellos corren a cumplirselo. Muchos de ellos se justifican de que la niñez es sólo una y que está en ellos mismos hacer felices a sus hijos y tratan de dar más de lo que realmente pueden dar para cumplir con los requerimientos. Dejan que los niños decidan que comer o cuando ir a dormir, que definan el tiempo de las actividades como jugar o estudiar, o que decidan si quieren o no asumir algún habito de higene o de buenas costumbres.
Al pasar el tiempo nos encontramos con niños superprotegidos que son incapaces de defenderse ante alguna disputa entre pares o con niños con muy poca tolerancia a la frustración. Esto redunda que estos niños lejos de indepedizarse de sus padres, se hagan más dependientes de ellos y cada vez que no consiguen algo facilmente estallan en llantos o en verdaderas depresiones. En consecuencia pasan horas del dia haciendo rabietas o llorando por conseguir algo, en lugar de rier y jugar.
A modo de ejemplo, una vez que estaba veraneando con unos amigos y una niña de 8 (hija de mis amigos) me pidió algo de mi propiedad que quería utilizar con muchas ganas, yo le dí un condicionamiento (una tarea muy fácil) para acceder e inmeditamente ella desechó las ganas de ocupar lo que tenía tantas ganas de utilizar y se enojó bastante conmigo probocando también el enojo de sus padres.
Sé que cada familia decide sobre la crianza de los hijos y estoy muy lejos de creer que los golpes o retos son la solución para estos niños pero ¿acaso no se ha perdido la autoridad? ¿acaso no es más fácil siempre dar a que invitar que los niños ganen sus cosas? ¿serán adolecenetes respetuosos de sus padres o aldultos? Ufff!
¿Qué opinan ustedes? ...
lunes, 19 de marzo de 2007
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